miércoles, 19 de febrero de 2014

MAMÁ

Para encontrar los orígenes de esta película debemos remontarnos al 2008, año en el que su director el argentino Andrés Muschietti presentaba su corto “Mama”. Con el conseguiría llamar la atención del siempre inquieto Guillermo del Toro.

Con el director / productor / guionista / escritor / etc. (táchese lo que corresponda) como mecenas, Muschetti y su hermana Barbara (ambos también responsables del guión del corto) decidieron retomar el libreto para pulirlo y ampliarlo. El resultado es un guión repleto de escenas reconocibles para cualquier aficionado al terror que se precie: puertas que se abren solas, objetos que se mueven, psicólogo / doctor curioso, sombras sospechosas, pasado traumático, incredulidad de los mayores, etc.


Dos niñas que llevaban años desaparecidas son encontradas de forma sorprendente en un bosque, a partir de ese momento sus tíos se harán cargo de ellas descubriendo que algo siniestro no quiere dejarlas marchar.

Al frente del reparto encontramos a una irreconocible Jessica Chastain (“La hora más oscura”) dando vida a la tía de las niñas. Único personaje del relato que evoluciona durante el metraje, pasa de rockera pasota a mamá adoptiva de las crías. Metiéndose en la piel da la pareja de esta y tío de las crías encontramos a Nicolaj Coster-Waldau (serie “Juego de tronos”) y dando vida a las hermanas protagonistas encontramos a las niñas Megan Charpentier (“Resident Evil: Venganza”) y Isabelle Nélisse.

¿A que no sabéis quien interpreta a la mama del título? Exacto amigos el omnipresente Javier Botet (“Las brujas de Zugarramurdi”) bajo kilos y kilos de maquillaje.

El gran error de esta película es que ha sido publicitada como una cinta de terror, cuando en realidad en ningún momento consigue asustarnos. Sus responsables han preferido más sugerir que mostrar, pero sin mucho acierto ya que los supuestos sustos que pueblan todo el metraje no sorprenden. La mayor parte de los mismos se ven venir y son ya viejos conocidos del género.


Destacar la increíble labor del departamento de efectos especiales, con la única excepción de la escena final. Donde se nota en demasía lo digital del escenario, han querido darle un aspecto tan pictórico que os sorprenderá lo falso que resulta.

Desde el final de la notable “Mientras duermes” una película no me había dejado con tan mal cuerpo, al igual que en aquella el final resulta sobrecogedor.

Tras reventar taquillas en medio globo, seguro que no tardaran en confirmar la tan ansiada secuela, esperemos que esta vez asuste aunque sea un poquito.



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