miércoles, 9 de abril de 2014

GRAVITY

En 2006 el director mexicano Alfonso Cuarón nos presentaba “Hijos de los hombres”, una de las mejores películas de ciencia ficción de la última década. Hemos tenido que esperar siete largos años para que el nuevo proyecto de este oriundo de Mexico DF viera la luz.

Como ha ocurrido en casi todos sus anteriores largometrajes el guión viene firmado el propio Cuarón, aunque es esta ocasión con la ayuda de su hijo Jonás Cuarón. Un guión donde se dan la mano el drama familiar, el miedo a la soledad, el cine de catástrofes, la supervivencia, "Destino final" (jajaja) y algunos toques metafísicos.  

Durante una misión espacial para reparar un satélite, dos astronautas sufren un grave accidente quedando estos flotando a la deriva por el espacio.



Para este nuevo largometraje (supongo que por aquello de asegurarse la taquilla) ha decidido contar con dos grandes estrellas del panorama cinematográfico mundial, George Clooney y Sandra Bullock, para interpretar a la pareja protagonista.  Siendo ellos los únicos a los que vemos en pantalla durante sus escuetos 90 minutos, ya que del resto solo oímos sus voces. Sandra Bullock esta impresionante llevando en su totalidad el peso de la cinta, labor por la que recibió una merecida nominación a actriz principal. Premio que finalmente le arrebataría Cate Blanchett por “Blue Jasmine”.




De entre las pocas voces que escuchamos durante el metraje destaca la de Ed Harris (“Dolor y dinero”), siendo este al que oímos desde el cuartel general de la misión en Houston (¿guiño a su papel en “Apolo 13”?).

La película donde realmente se merece un sobresaliente es en su apartado visual, esto debemos agradecérselo a la gran labor de su director de fotografía, el también mexicano Emmanuel Lubezki (habitual en la filmografía de Cuarón). Impresionantes esas imágenes de la Tierra en todo su esplendor con el ser humano empequeñecido ante tal inmensidad. Labor que meritoriamente le ha valido un Oscar por su fenomenal trabajo

Para el final dejo ese tan a priori “alucinante” 3D, que dejo tan gratamente sorprendido al mismísimo James Cameron. Siendo sinceros en ningún momento da la sensación de que fuera rodada en tal formato, más bien parece una mala conversión de esas a las que nos tienen tan acostumbrados últimamente. No os perderéis gran cosa si la veis en formato normal.



La serie de infortunios que le van ocurriendo a los protagonistas durante el metraje (más propios de un videojuego) terminaran por provocaros más de una sonrisa de incredulidad.


A pesar de su corta duración (y eso que le sobran unos 20 minutos), la película va perdiendo interés según va avanzando el metraje ya que se echa en falta algo más de garra y ritmo en la narración. Dando como resultado una insulsa y vacía cinta que se queda en un quiero pero no puedo y que podía haber sido mejor película si su director hubiera sido un poco más valiente y hubiera apostado por un final más crudo (esbozado en algunas escenas) que el finalmente utilizado. 

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