POR RAY
Si algo ha quedado
claro en “Devoradores 2: Electric Boogaloo”, ese podcast en el que el creador
de este blog y yo tenemos el gusto de participar, es que “la HBO tiene el
poder”.
Pues bien, hace poco me enteré de que la HBO
se dedica a producir películas por esos mundos de Dios. Y así dí con esta
comedia checa de 2011 dirigida por Jiri Vejdelek.
Ondrej (el actor y cantante Jiri Machacek) es
el paradigma de hombre gris y apocado. Casado y con un hijo, su bella mujer Alice
(Petra Hrebickova) parece que sólo está interesada en tener la parejita; además
ambos son dueños de un restaurante que no va nada bien y del que Ondrej no se
siente jefe porque siempre ha querido ser chef.
El suegro de Ondrej es Rudolf (Bolek Polivka)
un diseñador de montañas rusas jubilado que echa horas como taxista y que tiene
una extraña y discutible teoría sobre como las infidelidades (se ha pasado toda
la vida engañando a su mujer) fortalecen el matrimonio; cree tanto en su teoría
que anima a Ondrej a ponerla en práctica. Éste se sorprende de que a su suegro
le dé igual que su hija se convierta en una cornuda de campeonato.
Una noche están ambos jugando al billar,
cuando aparece en escena alguien que cambiará la vida de Ondrej y que elevó mi
interés por esta película hasta límites insospechados.
Esta mujer
sencillamente espectacular es Sárlota (Vica Kérekes, la Christina Hendricks
eslovaca), una conocida de Rudolf que va por la vida provocando esguinces de
cuello porque está muy buena, y lo peor de todo es que lo sabe. Sárlota se pone
a jugar al billar y al darse cuenta de que el pelo le cae sobre los ojos, opta
por utilizar sus bragas de coletero. Eso y su manera de darle tiza al taco
hacen que Ondrej despierte de su letargo (y quién no).
Ondrej acaba cayendo más pronto que tarde en
la tentación. Mientras, las bragas-coletero de Sárlota servirán, de forma
indirecta, para descubrir todas las infidelidades de Rudolf. Éste está a punto
de conseguir el perdón de su esposa cuando ella muere atropellada.
La vida de Ondrej va
a mejor. Lleno de autoestima, ha cogido el toro por los cuernos (con perdón de
Alice) de su restaurante y ejerce como chef con resultados satisfactorios. Tres
veces a la semana se va a jugar al tenis con un amigo (que es la coartada para
sus encuentros con Sárlota. Las cosas se complicarán cuando la pelirroja quiere
acercarse más a Ondrej (por decir algo).
Poco a poco vemos que nadie es fiel a nadie.
Ni siquiera Alice. Aunque esta infidelidad se vea bastante forzada para
justificar el desenlace de la peli y para que no juzguemos a Ondrej con
demasiada dureza.
“Muzi v Nadeji” es una comedia de
infidelidades bastante típica en su planteamiento y en su desarrollo. Apoyada
en la química existente entre los dos protagonista masculinos, Rudolf es un
mujeriego libertino y vividor y Ondrej es un tipo seco y hierático; una especie
de Will Forte checo al que envidiamos porque se está follando a dos bellas
mujeres pero no sabemos ni comprendemos cómo ha logrado tal hazaña.
Curiosamente la película logra transmitir
mejor los momentos tristes que los alegres. Especialmente el pasaje en el que a
Rudolf le comunican la muerte de su esposa y los días posteriores a la tragedia
están bien llevados por Bolek Polivka; pasar de mujeriego a sentido viudo y que
te transmita cierto rechazo y pena respectivamente es un gran trabajo de actor.
Vejdelek también sabe que la otra gran (más
bien grandes) baza que tiene es Vica Kérekes. Durante toda la película trasmite
explosividad y sensualidad a raudales, incluso hay un escena de baile en una
academia (se supone que ella se dedica al baile) totalmente gratuita y que sólo
existe para que la veamos brincar, contonearse, sudar y que la ley de la
gravedad haga el resto.
En definitiva, “Muzi v Nadeji” es una
película que se deja ver pese a que cuenta una historia mil veces vista. Quizá
le sobra algo de metraje (la comentada escena de baile y la trama del amante de
la también infiel –como no- esposa de Rudolf) porque una hora y cincuenta
minutos se me antoja excesivo para contar lo que cuenta; pero demuestra que por
el centro de Europa también se hacen buenas películas.
La escena final, con Rudolf encontrando la
manera perfecta de reconciliarse y honrar a su fallecida esposa, es brillante.
Un final perfecto para una buena película sin más.
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ResponderEliminarme gusto, no creo que a alguien le importe pero yo dejo mi comentario ninja aqui.
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